sábado, 8 de enero de 2011

Romance de la Cava Florinda

Romance nuevamente rehecho de la fatal desenvoltura de la Cava Florinda

Título

Este romance pertenece al conjunto de romances que cuentan la caída de España. Este es primer romance de siete. Evidentemente, su origen fueron los cantares de gesta, poemas extensos que narraban las hazañas de los héroes. A medida que fueron pasando los siglos, los cantares se fueron re-fundiendo en creaciones más breves, a las que se agregaban elementos que atraparan la atención del público. Recordemos la forma en que los romances eran presentados: en los mercados, en las plazas, en las ferias. Esta es la razón por la cual Menéndez Pidal coloca en este título, que no fue puesto por los juglares, la expresión “rehecho”.

Este título puesto muchos siglos después anuncia que este es un romance, es decir, composición épico lírica de versos octosílabos con rima asonante en los versos pares, y con un final trunco y un comienzo abrupto. No sólo hace referencia a la forma, sino también al contenido del romance. En el mismo se habla de la “fatal desenvoltura”. La palabra “fatal” recuerda la fatalidad, es decir, ese destino inapelable, del que el hombre no se puede escapar. Nada hace que se pueda evitar lo fatal, a lo que nos encontramos condenados. La desenvoltura de la Cava, su actitud desprejuiciada, liviana, descuidada, lleva a la fatalidad, no sólo de un hombre, sino de todo un reino. Convengamos que una mujer en la Edad Media tiene como tesoro más grande su virginidad, y como tarea, cuidarla. Una mujer desenvuelta, es una mujer desvergonzada, poco cuidadosa de lo más importante que tiene, su virginidad, que equivale a su propia vida. En este caso, equivaldrá al reino de España.

Desde el nombre del personaje podemos ver esa actitud. El nombre es la identidad de la persona. La “Cava” es el lugar donde se guardan los vinos del rey, y recordemos la función del vino. Este, ancestralmente, es visto como elixir que despierta las pasiones y llama a la locura, embeleza, pierde al hombre, embriaga los sentidos. Igual que una cava, este personaje despertará todo esto en el Rey.

El segundo nombre de “Florinda” también hará referencia a esa belleza natural que el personaje desprende. Igual que el aroma que deleita en la flores, así su presencia deleita por su belleza, su juventud y su plenitud. La flor también es asociada a la virginidad, que hace bella a una mujer en la Edad Media.

Resumen de la anécdota de los siete romances

En primer romance se presenta a la Cava bañándose y al Rey Rodrigo que la espía y queda prendado de su belleza. Este es el comienzo de la caída de España, aunque nadie se lo imagine en un principio.

En el segundo romance se narra el encuentro de la Cava y Rodrigo, en el cual él le declara su amor y le dice a la Cava que vaya a su recámara a la hora de la siesta. Ella no toma enserio su amor, sin embargo va a ir a su cuarto.

En el tercer romance la Cava entra en los aposentos de Rodrigo y allí es “violada”, según la ella. Luego de este suceso ella escribe una carta a su padre, el conde Julián contándole lo pasó.

En el cuarto romance el conde Julián hace un pacto con los moros, enemigos de España, para que venguen a su hija. A cambio de este favor él les entrega a toda España.

En el quinto romance el rey Rodrigo tiene un sueño premonitorio que anuncia la caída de España y la traición de Julián, a su vez la causa de esta traición.

En el sexto romance, Rodrigo va hasta la frontera y ve la caída de España. Esto lo llena de culpa y dolor. Se aleja buscando la penitencia que merece.

En el último romance, buscando esa penitencia halla a un pastor que le da de comer lo que él come (pan negro) y Rodrigo reflexiona sobre lo que perdió. Busca una ermita y pide un castigo. El cielo le da el castigo haciendo que se entierre vivo y que una serpiente lo pique.

Análisis

Podríamos dividir este poema en tres partes: la presentación del lugar; la presentación de Cava y el encuentro con Rodrigo; y por último, las consecuencias de ese encuentro.

El romance comienza con una ubicación espacial que nos da la pauta de la posición económica del personaje femenino. Se habla “de una torre de palacio”. La referencia a la torre sugiere la altitud. Ella proviene de lo alto, no sólo porque es noble, también porque su belleza está divinizada, parece sobrenatural por los efectos que provoca en Rodrigo. Recordemos que la torre está cerca del cielo, desde la perspectiva humana, y por lo tanto esta mujer parece venir del cielo, pero va a lo terrenal, al jardín, y actuará terrenalmente, sensualmente, se va a bañar desnuda en una piscina natural.

El palacio a su vez, no sólo refleja su nobleza, sino también las restricciones que implican vivir en la corte. Una mujer de alcurnia debía cumplir determinadas normas sociales que le permitieran ser digna del título de nobleza que llevaba. Por lo tanto el verbo “salió” nos hace referencia al deseo que ella y las doncellas tienen de escarparse de ese mundo rígido que aprisiona su naturaleza inquieta, juguetona y sensual. (“se salió por un postigo”)

No sale por cualquier lado, lo hace por un “postigo” que es una puerta falsa, escondida, es decir escapando de las miradas represoras que podrían haber surgido si supieran su voluntad de disfrutar de la naturaleza. Recordemos que en la Edad Media, todo lo carnal, todo lo sensual estaba muy mal visto. Por eso es que los romances son una trasgresión a esa mirada.

La actitud de este personaje y sus doncellas es de alegría, fiesta, regocijo. Primero se presenta a la Cava (“la Cava con sus doncellas / con gran fiesta y regocijo”) porque ella es la líder del grupo. Es la que tomará la iniciativa de transgredir las normas del decoro que impone la época. El hecho de que hable de doncellas está hablando de personas subordinadas a ella, sin embargo con una relación disfrutable, desprejuiciada que caracteriza a la escena. Esta actitud de alegría contrastará con la tristeza que provocará la fatalidad de la ligereza con que ella se desenvuelve, esta liviandad costará el dolor de todo un reino, y la muerte del mismo rey.

Este clima festivo se acompaña con el calor del verano. Buscando alivio físico, ellas deciden entrar en la libertad del jardín, donde predomina la naturaleza, la belleza, la exuberancia, la frescura de las flores. Este jardín hará un paralelismo psicocósmico con la Cava y sus doncellas (sobre todo con la primera), ya que el ambiente acompaña perfectamente a esa belleza divinizada, juvenil y natural en su forma de proceder.

Buscan el “espeso ombrío”, es decir un lugar donde estén ocultas, donde haya sombra que las proteja del calor del sol. Esta expresión tendrá un doble sentido, por un lado las resguardará, como dijimos del calor, pero también será el escenario perfecto para que el rey pueda mirarlas a escondidas, y “servirse de ese vino que la Cava encierra”. Desde su nombre, ella parece estar condenada a ser tomada por el Rey, y es así que ese lugar que podría pensarse como protección se convierte en un lugar sombrío, oscuro, tenebroso, aunque ella no lo sabrá hasta más adelante. De allí que el adjetivo que acompaña a “ombrío” sea “espeso”, porque la situación se hará espesa.

Sin embargo, ocultando este significado, el juglar que narra, presenta por medio de un paralelismo sinonímico, la belleza de este jardín, enumerando flores, y con ellas colores y aromas, que embriagan los sentidos y acompañan a la imagen de estas mujeres que recuerdan a las ninfas de los bosques. Las ninfas eran hadas mitológicas que tenían la función de cuidar los bosques, correteaban alegremente y desnudas por ellos, disfrutando de las bondades que los mismos guardaban.

Primero se habla de la vegetación, luego del agua y por último de las mujeres. La fuente, que embellece el jardín recuerda la plenitud, la vitalidad de estas damas, ya que ella derrama agua, símbolo de vida por excelencia, de la misma manera estas muchachas están derramando vitalidad. La referencia hiperbólica “por seis caños de oro fino” nos muestra la abundancia de esa vitalidad, siempre siguiendo la línea del paralelismo psicocósmico. El “oro fino” es un elemento preciosista muy usado como recurso estilístico en los romances. Todo en el ambiente hace referencia a la belleza que se desprende de este cuadro formado por jóvenes vírgenes, porque el color oro se relaciona con la virginidad. No sólo por la idea de tesoro que ellas poseen, sino porque en el texto bíblico, el oro simboliza la santidad, la pureza, lo sagrado.

Tanto es la belleza de esta fuente que acompaña a estas doncellas, que ni siquiera al agua se la menciona como tal, sino a través de una metáfora que resalta ese preciosismo “cristal y perlas sonoras”. Las gotas de agua en conjunción con la luz del sol crean el efecto del cristal, delicado, transparente, mágico, como estas mujeres. Y aún las “perlas sonoras”, una sinestesia que conjuga la belleza visual de las perlas, con el sonido del agua que corre, acompañan esta mirada preciosista, recordando también que el tiempo fluye y no se vuelve atrás, ya que el agua que corre nos recuerda que nada puede ser detenido. Tampoco se podrá volver atrás una vez que Rodrigo vea a la Cava, y no podrá volverse atrás, una vez que la Cava pierda su virginidad.

Las doncellas buscan alivio para el calor que sienten en el verano, pero el juglar, a través de un paralelismo sintético (es cuando las estructuras similares, van aportando datos necesarios que complementan a la sentencia anterior), nos dice que este calor que sienten no es solamente por el sol, no son sólo “ardores de estío”, son también “fuego de mocedad”. Es decir, no solo las quema el sol por fuera, sino que por dentro su juventud, sus deseos, sus apetitos carnales, encienden un fuego que no pueden apagar fácilmente. Algo peligroso para una mujer que debe guardarse de los deseos sensuales.

Intentando apagar ese fuego, pero con una actitud osada, es la Cava quien toma la iniciativa. Primero moja sus brazos, y eso tienta, prueba, seduce sensualmente a estas doncellas que tienen el cuerpo con “fuego de mocedad”. El contraste quinestésico frío/calor, es lo que provoca la desenvoltura, es decir el deseo desenfrenado de ir a más. El agua, elemento sensual, es quien tienta. Mirada esta situación en relación a la época, vemos que en la Edad Media, los baños eran algo que no se hacían frecuentemente porque se concebía que incitaban a los placeres sensuales, por eso los moros eran considerados pecaminosos. La Cava, según la cosmovisión de la época, está trasgrediendo la norma. Más aún si para disfrutar de esa decide desnudarse.

“En la sombreada alberca/ su cuerpo brilla tan lindo/ que al de todas las demás/ como sol ha oscurecido”. En estos cuatro versos se contempla la descripción física de la Cava, y vemos su belleza a través de los ojos del juglar. Esta belleza en relación con la naturaleza y con el resto de sus compañeras, resalta al punto de opacar todo lo demás. Es a través de este juego luz/sombra, que el juglar logra que el público preste toda su atención a ese cuerpo que será el causante de tantos males. A su vez, esta descripción quitará culpa a Rodrigo, que en realidad es víctima de tanta belleza. El juglar contrasta la “sombreada alberca” con el cuerpo brillante de la Cava. Nada puede ser más bello que ella, ni siquiera la misma naturaleza. A su vez podemos pensar en el adjetivo “sombreada” como la oscuridad a la que esta piscina natural está invitando. Su agua ha tentado a las pasiones ocultas, y serán responsables del amor de Rodrigo, porque han provocado la desnudez de la Cava. Exaltando la belleza de ella, no encuentra mejor manera de hacerlo que compararla con el sol y con las demás mujeres. Ella brilla de belleza y como el sol, potente, vital, oscurece todas las demás cosas.

La Cava se siente segura, resguardada, en intimidad y esto le permite manejarse sin prejuicios. Ese paraje, que parece estar del lado de la Cava, también será cómplice de la acción de Rodrigo. El campo se muestra como un elemento dual: amigo/enemigo. Este juego de apariencia/realidad es un tópico de los romances: las cosas nunca son lo que parecen. Así pasa también con la fuente, que parece ser parte de la naturaleza, pero que es una construcción del hombre. Y a su vez, esa fuente que parece ser un lugar solitario, es en realidad un lugar público. Y aún si miramos toda la zaga de estos romances, veremos que incluso la acción principal entre Rodrigo y la Cava es discutible: ¿Cuál es la realidad? ¿Cuál es la apariencia? El juglar no toma partido, y esto despierta más aún la discusión.

Justamente, el juglar le concede a la “ventura” la responsabilidad de los hechos, como si estos hechos no pertenecieran a la órbita de la voluntad. Esa ventura es la fatalidad, un destino inexorable, que tendrá un final muy caro. Ambos pierden el honor y el tesoro más preciado, porque para el hombre el honor, la tierra y la vida están en un mismo nivel, y prácticamente son sinónimos; y para ella la virginidad equivale a la vida y al honor. Por eso a la pérdida de la virginidad de la Cava equivale la pérdida del reino.

Todo esto comienza con una simple mirada. Hay también, en el rey una suerte de trasgresión, porque así como la Cava trasgrede las normas del decoro al dejarse llevar por los “fuego de la mocedad” y desnudarse, aunque parezca ese lugar seguro; el rey hace otro tanto al estar espiando la intimidad de una dama. Este episodio es una intertextualidad, (es decir, se puede rastrear una historia parecida en otro texto) en la historia bíblica del rey David y Betsabé. En esa historia, el rey David, que debía estar en la guerra, se encuentra en el palacio y desde la torre ve a Betsabé, la esposa de un guerrero de sus huestes, bañándose. El rey se enamora y hace un artilugio para poseerla.

No sólo la ventura determina los sucesos, también hay una fuerza que se apodera del rey Rodrigo. Esta fuerza es el “fuego”. Parecería que el mismo “fuego de mocedad” que poseían las doncellas, ahora pasara a la órbita de Rodrigo, como si este se hubiera contagiado de esa sensualidad y deseo. Este deseo se apodera del corazón de Rodrigo, es decir de lo más profundo de él, del lugar donde los afectos imperan, del lugar donde la razón no tiene cabida, y por lo tanto no hay lugar para el control. Este corazón tiene un mal que parte de su función de rey: es altivo. Ese fuego en combinación con la altivez hacen una mezcla mortal: ¿quién puede negarse a los deseos de un rey?

El amor “abrasólo” a Rodrigo, es decir lo quemó de pasión, porque está hablando de la brasa del fuego que consume la vida del ser que ama. A su vez este amor tiene alas como si fuera un ser divino. Llega de improviso, sorprende, vuela libre y toma al ser que ama, y este se transforma en juguete en sus manos. Aquí el amor, aunque está en minúscula, parecería hacer referencia a Cupido, el dios griego, travieso y causante de tantos males. A pesar de que estamos en la Edad Media, y la cultura greco-latina aún no ha salido a la luz, es preciso pensar que esta época ha conservado en la mayor admiración y estima a todos los aspectos de la antigüedad.

Sabemos que esta mirada trae consecuencias insospechada, y tan sorprendentes como el amor que Rodrigo siente. Cuando se habla de la pérdida de España hay una prolepsis, es decir una anticipación de lo que va a pasar. Esto atrapa al público que está escuchando y lo prepara para lo peor.

A través de un paralelismo sintético (es cuando dos estructuras similares se complementan aportando datos nuevos) el juglar coloca a Rodrigo y la Cava en mismo pie de igualdad y los enfrenta a que el público delibere este dilema (“una mujer sin ventura/ y un hombre de amor rendido”). El mismo juglar empieza por lo general, por lo más grave, y lo equipara a lo individual que también es tan grave como lo colectivo. La batalla contra el amor está perdida (“amor rendido”) desde antes de empezar, y la fatalidad está determinada desde su nombre. Por eso, utilizando una polipote (es cuando se utilizan derivados de la misma palabra como por ejemplo Florinda/flor) el juglar muestra como la Cava pierde hasta su propia identidad, su nombre, al perder su virginidad. Pierde su flor, su juventud, su inocencia, su dignidad. Sin embargo el rey no queda impune, también pierde todo lo que para el preciado, su reino, su tierra, su poder, su amor, su vida. Todo por una mirada descontroladamente apasionada.

Este carácter controversial del romance se ve en las justificaciones que ambos ponen. Ella dice que es a l a fuerza y él porque ella quiso. Ambos tienen argumentos sólidos para afirmarlo, aunque el juglar opta por la fatalidad, la ventura, sin tomar partido. Este decir personal de los personajes protagónicos, se convierte en la doxa, es decir en la opinión pública, y la controversia se transforma en una cuestión de género: las mujeres afirman una cosa a favor de su condición femenina y el hombre hace lo propio. De esta manera el romance deja de ser una simple anécdota, para transformarse en una dialéctica didáctica.

Trabajo realizado por la Prof. Paola De Nigris
Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional.

11 comentarios:

  1. Gracias por este trabajo muy interesante. Yo escribiría "halla" en vez de "haya"
    En el último romance, buscando esa penitencia haya a un pastor que le da de comer lo que él come (pan negro) y Rodrigo reflexiona sobre lo que perdió.
    atentamente
    Nathalie

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  2. Gracias por el aporte. Se ve que se me escapó. Ya lo corregí. Sauludos

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  3. El segundo "haya" es de "haber". "Donde haya sombra que los proteja".

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  4. me sirvio mucho, muy buen material!

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  8. me sirvio mucho, gracias

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  9. Cava no es la bodega del rey, en árabe coloquial es "puta". Aunque el romance termina preguntando quién es el principal responsable de la violación y de la pérdida de España, el título y el apelativo de la susodicha ya lo ha decidido de antemano.

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  10. análisis tremendo, muchísimas gracias.

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