Breve comentario sobre "El desalojo"
Trabajo realizado por la Prof. Paola De Nigris
La obra trata de una joven
que se ve sumergida en una situación desesperada. Pertenece a un
extracto social muy bajo, y la obra muestra la decadencia de valores
de una sociedad que mira al mundo que lo rodea con indiferencia, y
desprecio, aunque la condición de los que miran sea igual a la de
Indalecia. Ella no sólo es desalojada del conventillo, sino también
de sus hijos, y dado que para ella, sus hijos son lo más importante,
lo que le da una identidad, Indalecia es también despojada de su
propia identidad, algo que el mundo que la rodea no llega a
comprender.
Sánchez es un dramaturgo
realista, y su deseo es plasmar es aquello que ve, padece y le duele.
Es un retratista de una época, el 900, tanto en Montevideo como en
Buenos Aires. “El desalojo” está ambientada, justamente en
Buenos Aires, pero la realidad no era muy diferente en el Montevideo
de su época.
Este pequeño sainete,
forma típica de la época, se transforma casi en una tragedia dado
que el personaje principal quiere luchar contra un destino impuesto y
pierde. Su temática puede incluirse en cualquier momento del siglo
XX, y XXI sin que se deje de encontrar el mismo problema humano, la
decadencia de valores.
Sin embargo, no
puede dejar de contextualizar la obra en la época en que fue
escrita. La mujer pobre en el 900 tenía pocas posibilidades, y todas
terminaban en lo mismo, la prostitución. Dentro del momento es
necesario pensar que la mujer no trabaja, quien lo hace es el hombre,
y no existe para este ningún seguro social que lo ampare en caso de
tener un accidente. Así que Indalecia, madre de varios hijos, casada
con un hombre trabajador que tiene un accidente, se encuentra en la
situación de tener que salir a trabajar. Eso le deja pocas
posibilidades: puede trabajar en la costura, pero la gente del
registro, que son los que reparten en trabajo, habitualmente piden
favores sexuales a las mujeres que los van a pedir. Puede trabajar de
noche en una fábrica, pero eso le impediría cuidar a sus hijos, y
además estaría, sin duda, expuesta al acoso sexual por parte de los
patrones o encargados. Y por último, puede prostituirse
directamente. Pero ninguna de esas opciones son válidas para
Indalecia, porque lo que ella quiere es un trabajo con dignidad que
le permita educar a sus hijos. Pero esto tan obvio, la sociedad
entera se lo niega. El estado no le da más que una operación tras
otra a su marido que se cayó de un andamio, y prácticamente morirá
o quedará paralítico. Lo otro que el estado le ofrece es quedarse
con sus hijos, los más chicos en la beneficencia, y el mayor a una
escuela de oficio. La sociedad parece poner en primer lugar el deseo
de que esos niños sean “útiles” para el mercado, sacrificando
el amor que una madre puede dar, y la ecuación que ella misma puede
proporcionar. En una palabra, el vínculo afectivo.
Cabe aclarar que Indalecia
se presenta constantemente como una mujer implicada y afectuosa con
sus hijos, que aún cuando ellos están en la miseria le enseña a
agradecer la comida que les pueden proporcionar. No es una mujer que
los desatienda, sino todo lo contrario, vive para y por ellos, y vive
esperando que la situación cambie.
La sociedad, a
través de un diario, ha levantado una suscripción para darle algo
de dinero, pero lo que la gente mandará al diario no es verdadera
solidaridad, sino una especie de forma de tratar de sentirse bien con
ellos mismos. Es el personaje de Genaro, un vecino, quien encarna a
la solidaridad en todo su significado. Él comparte su comida con
Indalecia, siendo él tan pobre como ella, ya que es un botellero. Es
un italiano, inmigrante, que conoce la pobreza, y se conmueve de la
situación penosa de esa mujer y sus hijos. Él no sólo comparte su
pan con Indalecia y sus hijos, sino que además va a ver a su marido
y le trae noticias sobre el estado de su salud. En una palabra, sabe
la necesidad de Indalecia y trata de acompañarla y ayudarla a la
par. Incluso presta su tiempo y oído para que ella se descargue en
el único momento que ella se anima a hacerlo, ya que no tiene casi
la posibilidad de hablar o de desahogarse.
Como contrapartida de
Genaro tenemos también un personaje de origen italiano y es la
Encargada. Ella también conoce la miseria, pero ahora está en una
situación de poder, en una situación mejor, y parece no querer o
tal vez no poder ponerse en la situación de Indalecia. Aunque
podríamos decir que a pesar de su dureza, de su carácter necesario
para poder cobrar el alquiler, aún no ha tirado a Indalecia para
afuera, y está esperando que pueda salir de allí lo antes posible.
Toda la obra sucede en ese patio, e Indalecia viene a encarnar la
miseria con dignidad, pero también viene a mostrar, como un espejo,
la miseria que todos pueden llegar a vivir. Sin embargo nadie quiere
verla. Por eso las vecinas prefieren ser indiferentes “tirar la
comida por los caños” antes que compartirla con ella. Es que no
quieren ver, no quieren pensar que esto que a ella le pasa podría
pasarle a cualquiera.
Otro personaje importante
en la obra es el padre de Indalecia. Éste aparece en la escena IV y
viene porque averiguó que ella iba a cobrar una suscripción. Viene
por interés. La ha abandonado porque se casó con un albañil. Él
encarna la decadencia más profunda de la sociedad. Es un parásito
de la misma. Ex soldado, viejo y borracho, que sabe vivir de la
mendicidad, y aprovecharse de cualquier situación. Por eso viene a
ella, para ver si puede aprovecharse de la miseria de Indalecia. Al
final es quien termina triunfando, porque se queda con toda la plata
de la suscripción. A través del alboroto, de inflar su valía de
antaño, trata de imponerse ante los demás, exigiendo un respeto que
él jamás dio.
Por último, el personaje
del comisario y el periodista son los que representan a la sociedad
toda. Son los que vienen con esa pseudo solución, y la obra termina
en un circo, cuando el fotógrafo aparece pidiendo una foto de ella
llorando junto con el comisario y el policía. El cinismo de la
sociedad queda plasmada en esta foto, antes de que terminen de
convencer a Indalecia que debe entregar a sus hijos, porque ella no
los puede educar.
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional.
Muy interesante e ilustrativo presentar esta obra de ambiente urbano de Florencio Sánchez. Es útil para percibir la atmósfera de estos ambientes donde vivían marginados y conocer la forma de hablar de orientales e inmigrantes, usos y costumbres de las capas marginadas de la sociedad montevideana del novecientos.
ResponderEliminarMuy enteresante
ResponderEliminarMuy buen texto,muestra exactamente lo que pasaba antes y por supuesto ahora,la gente nunca piensa en como estan aquellos que no pueden ni trabajar y todavia tener que cuidar hijos(Que NO es poca cosa),pero lo bueno de esta obra teatral es como muestra la realidad,tal cual como era y es.
ResponderEliminarExcelente obra.
Excelente
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